El pasado fin de semana culminó los Juegos Olímpicos con un balance de 18 medallas para España. Un resultado que no cumple las expectativas de uno de los mejores ciclos olímpicos y con una de las mayores representaciones de deportistas.
París 2024 no fue Barcelona 1992. Ni mucho menos. Y no solamente porque la delegación española se quedó a cuatro medallas de igualar el registro cosechado hace 32 años, donde España logró 22 medallas siendo la anfitriona de un acontecimiento deportivo que marcó un antes y un después.
Con 18 medallas, España esperaba igualar o superar la barrera de Barcelona 92. Con una representación de 383 deportistas, una de las más multitudinarias de la historia, la delegación española llegaba después de uno de los ciclos olímpicos más exitosos y después de la mayor inversión económica hacia el deporte español.
Ni las 29 medallas mundiales y los numerosos buenos resultados en campeonatos europeos e internacionales, ni la apuesta económica fueron garantía de éxito para España. Y, posiblemente, la delegación nacional tuvo en su mano duplicar sus preseas en el medallero general después de lograr 17 cuartas posiciones. En deporte, los detalles y quizás el factor suerte no cayeron del lado de la balanza española, quién esperaba romper el techo cristal de las 22 medallas.
Siempre que hablamos de resultados deportivos en unos Juegos Olímpicos hay que evaluar la inversión en el deporte nacional y la estructura que supone la gestión del deporte. Hay que destacar la apuesta desde CSD que destinó de 2022 a 2024 un total de 950 millones mientras que el programa CSD Team España invirtió 50 millones para ampliar las becas a los deportistas Plan ADO. A pesar de esta inversión para impulsar y ‘profesionalizar’ algunas disciplinas minoritarias, no se vio reflejada en el medallero.
17 cuartos puesto y un récord de 51 diplomas olímpicos conseguidos por los equipos y atletas españoles certifican que se están dando pasos hacia una dirección correcta. Una dirección que quizás sea lejana sí miramos a los países vecinos que nos duplican en medallas con la mitad de inversión, como por ejemplo Países Bajos, que además posee casi un tercio de la población que ostenta el territorio español.
El resultado es mejorable. Bastante mejorable. Hay quienes hablan de decepción o fracaso. O quienes, más optimistas, se encuentran satisfechos con el rol de España en París 2024.
Los Juegos Olímpicos se miden por medallas y resultados. Nadie pone en duda el esfuerzo que existe detrás de cada atleta que acaricia un pódium o consigue un meritorio diploma. Y el claro ejemplo fue Barcelona 92, ya que el medallero se traduce en pabellones llenos de escolares jugando baloncesto, niñas ilusionadas en hacer gimnasia rítmica o adolescentes que deciden volver a hacer ese deporte que abandonó por algunas razones. Ya sea esgrima, judo o taekwondo. O movilizar a la pandilla de amigos o amigas para formar un equipo de balonmano, hockey o rugby en el club del pueblo.
Quienes contemplan desde el sofá cada competición como un juez sin siquiera conocer el deporte, son quienes deben también movilizarse en practicarlo, sea cual sea su edad, y incentivar a sus hijos a apuntarse a alguna disciplina. Y que el peso de los referentes no solamente caiga en los hombros de los Rafa Nadal o Carolina Marín, sino en sus padres, hermanos o personas allegadas a sus círculos cercanos. En lugar de preguntar ‘¿por qué España no arrasa en los Juegos?’ hay que reformular la pregunta y empezar cuestionando qué deportes practicamos nosotros, a qué deporte apuntamos a nuestros hijos o qué puedo hacer para impulsar o hacer crecer el deporte. El Estado tiene mucho trabajo por hacer. Desde casa, como sociedad, nosotros también.
Porque los Juegos Olímpicos no son cada cuatro años. Están en cada parque, pabellón o pista. Está en la constancia y la motivación diaria. En el esfuerzo y el sacrificio. En enseñar que hay que entrenar, aunque el día esté nublado. En predicar con el ejemplo a la sociedad no deportiva. En hacer cultura nuestro deporte. Al fin y al cabo, para nosotros que vivimos, contamos y practicamos deporte, los Juegos Olímpicos son todos los días.